MENTE

El cuerpo que habitas: cómo reconciliarnos con la auto imagen en cada etapa

Nuestro cuerpo cambia. Con los años, con las experiencias, con las emociones que vivimos y con las decisiones que tomamos. Y a veces, nos cuesta acompañar esos cambios con amor. Nos miramos al espejo y vemos “lo que falta”, “lo que ya no está”, o “lo que debería cambiar”. Pero… ¿y si empezamos a mirar desde otro lugar? ¿Y si en vez de exigirnos tanto, empezamos a reconocernos?

Vivimos en una cultura que nos ha enseñado a mirar nuestro cuerpo como una lista de tareas pendientes: tonifica, adelgaza, reafirma, elimina. Todo en modo “mejorar”, como si el cuerpo fuera algo separado de nosotras, que hay que corregir.

Pero el cuerpo no necesita ser corregido. Necesita ser escuchado, honrado, sentido. Porque es el lugar donde vivimos. Es la casa que nos acompaña desde siempre. Incluso cuando no la tratamos bien, incluso cuando no la vemos con amor… ella sigue ahí, respirando por nosotras.

Y claro que está bien querer cuidarse, moverse, alimentarse mejor. Pero que venga desde el amor, no desde el castigo. No se trata de tener el cuerpo de hace 10 años, se trata de estar bien en el cuerpo que tienes hoy.

🌿 Ejemplos reales

  • A los 20 quizás querías estar más delgada, aunque estabas perfecta.
  • A los 30 te sentías culpable si no ibas al gimnasio tres veces por semana.
  • A los 40 empiezas a mirar las arrugas, el vientre, la energía que ya no es la misma…
  • A los 50, 60, 70… te das cuenta de que el cuerpo cambia, y eso no es un problema. Es vida. Es camino. Es belleza en movimiento.
También te puede interesar:  Tu mente, tu más grande poder

Cada etapa tiene su forma de belleza, pero hay que entrenar el ojo para verla. Porque lo natural no siempre es lo que el espejo refleja. Lo natural es cómo te sientes cuando bailas sola en casa. Cuando caminas sin prisa. Cuando eliges lo que comes con amor, no con culpa. Cuando agradeces que tu cuerpo esté ahí, haciendo lo mejor que puede.

¿Entonces, cómo lo abordamos?

Volver al cuerpo con respeto. Mirarlo con ternura. No desde el filtro de lo que “deberías” ser, sino desde lo que eres hoy, aquí y ahora. Empezar a hablarle bonito. A moverte con cariño. A descansar sin culpa. A cuidarte sin obsesión.

La relación con el cuerpo no se resuelve con una dieta ni con una rutina perfecta. Se transforma con pequeños gestos de presencia. Con suavidad. Con conexión.

🌷 Pasos para reconciliarte con tu cuerpo (en cualquier etapa)

  1. Cambia el diálogo interno
    Empieza a hablarte como le hablarías a una amiga. ¿Le dirías que su barriga la hace menos valiosa? No. Entonces, tampoco te lo digas a ti.
  2. Escucha antes de actuar
    ¿Tienes hambre real o emocional? ¿Estás cansada o solo estás en automático? Escuchar al cuerpo es una forma de amor.
  3. Muévete desde el placer, no desde la obligación
    Baila, camina, estira, sal a tomar aire. El movimiento no es castigo, es expresión.
  4. Celebra lo que tu cuerpo hace por ti
    Te sostiene, te abraza, te da vida. Eso ya es motivo suficiente para agradecerle cada día.
  5. Permítete cambiar tu mirada con el tiempo
    Cada etapa tiene su luz. La belleza no se pierde, se transforma.

    Tu cuerpo no tiene que parecerse a nadie más que a ti misma. Y eso, en sí ya es sagrado.
También te puede interesar:  La psique femenina: Una galaxia por explorar