SALUD

Vínculo entre el intestino y el bienestar: Formas de empezar ya

Alimenta a tu segundo cerebro: PASOS Y CLAVES para un intestino feliz

¿Se puede sanar el vientre? ¿Funcionan realmente las dietas reparadoras del vientre? Así es como es factible la recuperación intestinal.

Alberga el 80% de tu sistema defensivo, los alimentos que ingieres y tus deposiciones. El vientre es la cámara decisiva para la salud de tu cuerpo. Cuando las cosas no funcionan bien allí, la respuesta suele ser reparar el intestino con goteras. Pero, ¿qué es el intestino con goteras?

El intestino con goteras se refiere a cuando las uniones estrechas entre las células que recubren el intestino se aflojan. Esto permite que sustancias que normalmente no deberían salir del intestino pasen al torrente sanguíneo. Algunas de estas sustancias pueden ser tóxicas o provocar reacciones inmunes, contribuyendo a la inflamación.

Las causas del intestino con goteras son múltiples: infecciones, uso excesivo de medicamentos como antibióticos, antiinflamatorios y anticonceptivos, estrés crónico, alergias e intolerancias alimentarias, disbiosis intestinal, enfermedades autoinmunes, etc.

Síntomas comunes son cansancio, dolores articulares, erupciones cutáneas, dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, flatulencia e hinchazón. También puede haber déficit de nutrientes por malabsorción.

Existen dietas específicas para sanar el intestino dañado, basadas en alimentos fáciles de digerir y nutritivos como verduras cocidas, caldos de huesos, pescados grasos, frutas no ácidas, etc. También es vital eliminar alérgenos como gluten, lactosa y otros.

Además, se requiere reducir factores estresantes, dormir bien, hacer ejercicio moderado y tomar probióticos, prebióticos, vitamina C, zinc, glutamina y otras sustancias reparadoras de la mucosa.

Con constancia y cambios progresivos es posible cerrar las fugas del intestino, reducir la inflamación sistémica y recuperar la salud óptima. Prestar atención a las señales del vientre es esencial para sanarlo.

¿Qué implica realmente “reparar la tripa”?

La tripa necesita reposo para sanarse:

Cuando estamos enfermos con un resfriado fuerte, fiebre o un virus estomacal, solemos reposar y tomarnos las cosas con calma para recuperarnos más rápido. Del mismo modo, cuando queremos sanar y reparar nuestro intestino, lo primero que tenemos que hacer es darle un descanso.

¿Cómo? Básicamente, no consumiendo aquellos alimentos y sustancias que lo irritan y desgastan.

También te puede interesar:  La salud del intestino: ¡Hay esperanza!

Dieta calmante y ayuno terapéutico

En la práctica, darle reposo al intestino implica eliminar por un tiempo los alimentos irritantes como gluten, lactosa, alcohol, picante, grasas, frituras, edulcorantes y ultraprocesados. Y enfocarnos en nutrientes suaves y calmantes como caldos de huesos, pescados grasos, verduras cocidas, frutas sin fibra, arroz integral, avena, etc.

Idealmente se puede combinar una alimentación tranquila con ayuno terapéutico por periodos cortos, dándole un respiro completo a la digestión y permitiendo enfocar energía en reparación tisular. El ayuno debe hacerse bajo supervisión profesional.

Reducir medicamentos dañinos

Además se deben evitar fármacos que dañen la mucosa intestinal, como antiinflamatorios y algunos anticonceptivos. Siempre que sea posible, es mejor usar alternativas más suaves y naturales. Las drogas fuertes deben tomarse estrictamente bajo indicación médica y no de forma crónica.

Minimizar factores estresantes

Por otro lado, conviene minimizar hábitos estresantes y buscar formas de relajación, ya que el estrés empeora la curación intestinal. Actividades como yoga, meditación, ejercicio moderado, contacto con la naturaleza y buen descanso son muy beneficiosas.

Suplementos protectores

También se pueden usar suplementos protectores y reparadores como glutamina, zinc, vitamina C y A, prebióticos y probióticos. Pero no deben reemplazar los cambios en la dieta y el estilo de vida.

Tener paciencia

Lo más importante es tener paciencia y ser constantes. Sanar el intestino irritado lleva tiempo, pero con pequeños cambios progresivos es posible cerrar fugas intestinales, recobrar energía y reducir síntomas de inflamación crónica.

Prestar atención a las señales de nuestra tripa y darle el descanso y cuidado que necesita es primordial para su recuperación plena. Un intestino sano también se reflejará en un bienestar mental y anímico superior.

Síntomas de problemas intestinales

Algunos síntomas comunes de un intestino irritado e inflamado son:

  • Dolor o molestias abdominales
  • Diarrea o estreñimiento
  • Exceso de gas y flatulencia
  • Distensión y acidez estomacal
  • Fatiga crónica
  • Dificultad para perder peso
  • Deficiencias nutricionales
  • Malestar general

Si presentas estos signos de manera persistente, puede ser indicio de que tu tripa necesita ser reparada y fortalecida.

Causas del daño intestinal

Existen múltiples causas por las que puede afectarse la salud de nuestro intestino, entre las principales se encuentran:

  • Dieta deficiente: alto consumo de ultraprocesados, azúcares refinados, alimentos grasos y fritos, déficit de fibra, frutas y verduras frescas.
  • Estrés crónico: el estrés altera la microbiota intestinal favorable.
  • Medicamentos: uso excesivo de antibióticos, antiinflamatorios, anticonceptivos, que destruyen flora beneficiosa.
  • Infecciones: por bacterias, hongos o parásitos que dañan la mucosa.
  • Intolerancias alimentarias: sensibilidad al gluten, lactosa, etc. que provoca inflamación.
  • Enfermedades autoinmunes: como colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn.
  • Alcohol y tabaco en exceso, agresivos para el intestino.

Identificar los factores que nos afectan es importante para eliminarlos y encaminar la recuperación.

Claves para sanar la tripa efectivamente

  • Alimentación reparadora: Dieta antiinflamatoria rica en Omega 3, fibra soluble, glutamina, zinc.
  • Probióticos y prebióticos: para equilibrar la microbiota intestinal.
  • Vitaminas y minerales: Multivitamínico, vitamina C, D, A, zinc, magnesio.
  • Plantas medicinales: como aloe vera, té de tilo, semillas de linaza molidas.
  • Ejercicio suave, como caminata, yoga o pilates para estimular tránsito intestinal.
  • Terapias de relajación: meditación, masajes, respiración profunda.
  • Dormir bien. El descanso repara tejidos.
También te puede interesar:  Sospechas a descartar para un intestino saludable

Con constancia, se puede reconstruir la salud intestinal óptima. Pero esto lleva tiempo y cambios sostenidos en el estilo de vida. Paciencia y perseverancia son esenciales en este proceso.

Deja descansar al intestino evitando irritantes

Las vellosidades intestinales, nuestra barrera protectora

Nuestros intestinos están recubiertos por diminutas protrusiones llamadas vellosidades. Estas vellosidades están elevadas para que el intestino delgado pueda absorber los nutrientes de los alimentos y pasarlos al torrente sanguíneo. Imagina la pared intestinal con deditos erguidos en forma de medusa. Como un bosque de anémonas ondulando al flujo de una piscina de mareas.

Estas pequeñas estructuras son como la puerta de entrada desde el intestino a la sangre. Cuando las vellosidades funcionan adecuadamente, permiten que las cantidades y tipos correctos de nutrientes ingresen al torrente sanguíneo. Las vellosidades también atrapan los alimentos que no están completamente digeridos y los atacan con enzimas para que el cuerpo pueda terminar de digerirlos.

Para que las vellosidades intestinales se recuperen, debemos dejar de dañarlas. Dejar de enviar alimentos que por así decirlo, rayarán tu trabajo de pintura a través de las grietas.

Esto no significa que debas hacer solo una dieta de agua. Sin embargo, sí implica eliminar ciertos alimentos y enfatizar otros. Así como pondrías un vendaje en una rodilla raspada y evitarías arrastrarte por el piso durante un tiempo. En lugar de experimentar uno por uno para ver qué alimentos te afectan, es más fácil suspenderlos todos, sanar tu tripa, y luego reintroducir los alimentos de a uno para ver si quedan sensibilidades.

A veces parece que hay 100 cosas que debes hacer para mejorar tu salud. Y en realidad, existen como 100 pequeños pasitos de bebé. Enfoquémonos en el panorama general, y separemos todo lo que puedes hacer en nueve grandes categorías.

11 tips claves a tener en cuenta

#1. Eliminar irritantes

Lo primero es dejar de consumir aquellos alimentos y sustancias que suelen ser agresivos para el intestino durante una temporada, hasta que sane. Esto incluye:

  • Gluten: Presente en trigo, cebada, centeno y avena. Altamente inflamatorio.
  • Lácteos: Leche, queso, yogurt. Muchas personas son intolerantes a la lactosa.
  • Edulcorantes artificiales: Aspartamo, sacarina, sucralosa. Dañan la flora intestinal.
  • Alcohol: Irrita la mucosa gástrica e intestinal. Mejor evitarlo.
  • Café: Puede empeorar la inflamación en algunos casos.
  • Frituras y grasas saturadas: Muy difíciles de digerir.
  • Azúcares refinados: Provocan picos de insulina y alimentan bacterias dañinas.
  • Vegetales crucíferos crudos: Como col, brócoli, repollo. Son más digestivos cocidos.
  • Picantes y especias fuertes: Pimienta, páprika, ají. Pueden inflamar una tripa irritable.
  • Legumbres: a menos que se remojen bien. Contienen lectinas antinutrientes.
  • Medicamentos irritantes: antiinflamatorios, algunos anticonceptivos, analgésicos. Tomar solo si estrictamente necesario.
También te puede interesar:  Sin gluten: ¿es necesario o solo es moda?

#2. Enfatizar alimentos calmantes

Enfocarse en alimentos suaves, fáciles de digerir y con compuestos calmantes para el intestino. Por ejemplo:

  • Caldos: de pollo o huesos. Ricas en colágeno y glutamina reparadores.
  • Pescados grasos: Salmón, atún, sardinas. Omega 3 antiinflamatorio.
  • Avena, arroz y quinoa: Fáciles de digerir y sin gluten.
  • Verduras cocidas y en puré: Zanahoria, zapallo, brócoli, espinaca. Más digestivas.
  • Frutas sin fibra: Plátano maduro, duraznos, melón. Evitar frutas ácidas.
  • Tubérculos cocidos: Papa, camote, yuca. Bien cocinados y sin cáscara.
  • Pollo y pavo: Carnes no grasosas, ideal cocidos o al horno.
  • Aguas de coco y bebidas vegetales sin azúcar: Arroz, almendra, avena. Mejor si son hechas caseras.
  • Aceite de oliva extra virgen: Antioxidante y mejora la absorción de vitaminas liposolubles.

#3. Ayuno terapéutico

El ayuno corto bajo supervisión médica puede acelerar la reparación intestinal al darle un descanso completo a la digestión. Se deben tomar electrolitos y líquidos. El ayuno estimula células madre y autofagia. Pero no es recomendable para todos, consultar antes.

#4. Ejercicio suave

Realizar actividad física moderada, como caminata ligera, yoga, pilates o natación. El ejercicio intenso puede ser contraproducente si el cuerpo está inflamado. Lo óptimo es actividad que estimule el tránsito intestinal pero sin agotamiento.

#5. Terapias de relajación y buen dormir

Practicar técnicas para reducir el estrés, como meditación, respiración profunda, escuchar música tranquila y recibir masajes. El estrés frena la curación. Además, dormir bien es indispensable para que los tejidos se regeneren.

#6. Vitaminas, minerales y suplementos

Tomar un multivitamínico para llenar deficiencias. También vitaminas A, C, D y minerales como zinc, selenio y magnesio. Además, suplementos beneficiosos son:

  • Glutamina: aminoácido esencial para la integridad intestinal.
  • Aceite de pescado o Krill: rico en omega 3 antiinflamatorio.
  • Curcuma: potente antioxidante y antiinflamatorio.
  • Aloe vera: compuestos calmantes y cicatrizantes.
  • Colágeno hidrolizado: repara la mucosa dañada.

#7. Hierbas y tés medicinales

Infusiones de manzanilla, tilo, hinojo o malva tienen compuestos antiinflamatorios y relajantes para la tripa. El jengibre también es un digestivo natural. Y la cúrcuma combinada con pimienta aumenta su biodisponibilidad.

#8. Probióticos y postbióticos

Consumir alimentos fermentados como chucrut, kéfir, kimchi, kombucha aportan probióticos. O tomar un suplemento de alta calidad. Los postbióticos también mejoran el equilibrio intestinal.

#9. Fitoquímicos protectores

Alimentos como ajo, cebolla, brócoli y berenjena contienen fitoquímicos azufrados protectores para la mucosa intestinal. El resveratrol de las uvas también es antiinflamatorio. Consumir varias piezas de frutas y verduras al día, cocinadas.

#10. Cocinar al vapor, hervir o asar

Usar técnicas suaves como hervir, asar o al vapor que preservan mejor los nutrientes. Evitar frituras, asado a la parrilla o plancha y limitar el consumo de carnes rojas. Masticar bien y comer despacio.

#11. Armando el rompecabezas

Como ves, existen numerosas piezas para curar la tripa efectivamente, desde la dieta hasta terapias complementarias y suplementos. Cada persona debe armar su propio rompecabezas, probando qué funciona en su caso, sin aplicar recetas universales. Con paciencia, los resultados positivos llegarán. Un intestino sano es la base de una vida plena.